PROPONE MARIBEL GALVÁN INSCRIBIR “FRANCISCO BOLLAÍN Y GOITIA” EN LOS MUROS DEL CONGRESO

En Tribuna, la diputada Maribel Galván Jiménez propuso que el nombre del ilustre pintor fresnillense Francisco Bollaín y Goitia se inscriba con letras doradas en los muros de la Sala del Pleno del Poder Legislativo.

Luego de la exposición del Punto de Acuerdo, a la propuesta de la integrante de la Fracción Legislativa del Movimiento de Regeneración Nacional (morena) se sumaron sus compañeras y compañeros legisladores José Luis Figueroa Rangel, Xerardo Ramírez, Priscila Benítez y Fabiola Basurto.

Así como José Juan Estrada, Humberto de la Torre, Sergio Ortega, Armando Delgadillo, Enrique Laviada, María del Refugio García, Violeta Cerrillo y Gerardo Pinedo.

Dando voz al Gobierno de Fresnillo, presidido por Saúl Monreal Ávila,  así como a la colaboración de la Maestra Jovita Aguilar Díaz recordó que Zacatecas es tierra de artistas, y de artistas de talla nacional.

Dentro de este selecto grupo de zacatecanos ilustres, encontramos al pintor fresnillense Francisco Goitia. Nacido en Patillos, Francisco Bollaín y Goitia se educó en un ambiente tranquilo cerca de la naturaleza en la hacienda de Bañón, al lado de su padre de origen vasco del mismo nombre.

En el Punto de acuerdo se recuerda que su educación académica en la Escuela de San Carlos y en Barcelona, así como sus viajes de experimentación y trabajo por Europa, le permitieron adquirir una formación muy sólida. Realizó diversas exposiciones de su obra en España e Italia con muy buena aceptación del público conocedor.

También fue discípulo de Francisco de Asís Galí, que fuera maestro de grandes pintores como Joan Miró. Luego de permanecer unos años en España, a su regreso a México se enlistó en las huestes villistas, en donde presenció el dolor y la miseria del pueblo en armas.

Son pocas las obras que realizó con el tema revolucionario, pero de una gran significación por el realismo y la crudeza que reflejan.

Subrayó que ningún otro artista mexicano plasmó en obra alguna los horrores de la Revolución mexicana, ni de las innumerables revueltas.

Una vida dedicada en cuerpo y alma a la creación no podía menos que dejar un legado invaluable al pueblo mexicano, alejado de la vida política y artística de la época, se autoexilió en el pueblo de Xochimilco cerca de los indígenas con quienes compartía su exiguo alimento.

Anacoreta y franciscano por convicción, murió el 26 de marzo de 1960 de una afección pulmonar en el pueblo de Xochimilco.

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